Peinados

Peinados 1. Pelucas y peinados de altura

Tenían que permanecer quietas alrededor de seis horas para conseguir un envidiable
peinado piramidal, tan alto que duplicaba el tamaño de sus cabezas y tan pesado que
provocaba dolores, pues en medio del cabello había una armadura, ganchos, peinetas y
agujas.
Pero eso no era lo peor: como el arreglo en sus cabelleras era tan ostentoso, lo conservaban
hasta por dos semanas, para locual se embadurnaban con una pomada a base de manzana y
otras frutas, que era una delicia para moscas, cucarachas y otros insectos, por no hablar de
lo que los ratones hacían con las capas de dulce.

Así que eso de esclavizarse del cabello no es cosa de las décadas recientes. La historia está
llena de episodios que muestran cómo mujeres y hombres intentaron demostrar su poder o
reforzar sus encantos a partir de lo que llevaban en la cabeza. En todo caso, fue durante el
siglo XVIII, en especial entre los franceses, cuando el peinado y las pelucas alcanzaron
alturas y diseños insospechados.
En el transcurso de ese siglo el cabello cobró un protagonismo particular por ser uno de los
atributos específicos para delinear la personalidad. La peluca respondía a un rango en el
Estado o función pública, la llevaban abogados, magistrados y burócratas. Las mujeres la
usaban como diversión. En ellas vemos, más bien, el peinado alto; mientras más alto, más
atención recibía la modelo, mayor importancia tenía en la sociedad. Los aristócratas se
permitían este tipo de comportamiento”.

peinados pel 1

Peinados 2. Peinado a la Belle Poulebellepoulehairstyle_big
Al corte de pelo de estilo “Belle Poule”, a menudo se le llama “la fragata”.
La altura suele ser de unos treinta y cinco centímetros. Este peinado inusual fue inventado en la época de María Antonieta, y lo pusieron de moda, María Antonieta y su peluquero Léonard. El nombre venía de la fragata francesa “Belle Poole” que en 1778 derrotó a los buques británicos en una batalla naval. En esencia el pelo llevaba entretejidos grandes veleros y fragatas en miniatura y se adornaba con banderas y cintas. Para crear estos peinados, era necesario contar con un pelo muy largo y grueso, del que pocas podían jactarse y por ello se acudía a pelucas y postizos que se hicieron muy populares.
Peinados 3.La cofia Calash o Calèche
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Con el nombre de “calash” o “calèche”, se denominó a una gran cofia-capucha plegable a base de aros recubierta de tela muy utilizada a finales del siglo XVIII. Su nombre deriva del significado de calèche (en francés, carruaje), especialmente un tipo de coche ligero (kalesa o calesa) para dos o cuatro personas que podían o no cubrirse con una capota o techo movible de lona o cuero.

Como es conocido, uno de los excesos de la moda femenina de finales del siglo XVIII era el estilo de peinado: enormes, cuya altura alcanzó su máxima expresión en la década de 1770 (ver publicación del 09/17/2012: Anecdotario de la Moda 66, sobre Peinados Femeninos de finales del siglo XVIII). Estructura imponente adornado con plumas, joyas, pájaros, cintas, y casi cualquier cosa a una dama podía posarse encima de la cabeza.

Las mujeres (con la ayuda de algunos peluqueros realmente creativos), complementaban los peinados con relleno de pelo falso, todo ello con el toque final de ser empolvados con harina de arroz para lograr el color grisáceo, propio del ideal de belleza conocido como ‘estética de la vejez’.

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1780. V. Erichson. Juliana Maria de Braunschweig Wolfenbuttel, reina de Dinamarca

1780. V. Erichson. Juliana Maria de Braunschweig Wolfenbuttel, reina de Dinamarca

El peinado se convirtió, a finales del siglo XVIII, en uno de los principales elementos de la moda del conjunto femenino y a su servicio se ponían toda la imaginación y fantasía posibles. Aparecen nombres de peluqueros como Legrós y más tarde Leonardo Autier, quienes han quedado en la historia del vestir como personajes famosos y muy demandados por su arte con el peinado. La costumbre de empolvar los cabellos con harina de arroz se había generalizado en hombres, mujeres y niños desde la corte de Luis XV (1715-1774), lográndose un tono grisáceo que brindaba a todos los cortesanos un aspecto de vejez, siendo éste el ideal de belleza al cual todos aspiraban. Se trata de la conocida como “estética de la vejez” la cual llega a extremos en la etapa correspondiente al reinado de Luis XVI (1774-1789).

Tanto lo complejo del peinado como lo incómodo y demorado del proceso de empolvamiento, hacía impensable que las damas se arreglaran el cabello diariamente… ni semanalmente. Esto provoca la generalización del uso de las cofias de tela llevadas inicialmente para dormir y estar en casa y, ahora convertidas en tocado admitido para cualquier ocasión no formal. Una consecuencia añadida de esta moda fue la multiplicación de insectos y alimañas que convivían dentro de cada monumental peinado, buscando refugio y alimento.

1778 Gallerie des Modes SOMBREROS

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1780 Twelve fashionable head-dresses

1780 Twelve fashionable head-dresses

 

Algunas voces de cordura se rebelaron contra esta costumbre por poco higiénica, y otras por el gasto ostentoso y excesivo de harina de arroz o trigo mientras el pueblo moría de hambre y se agotaba el tesoro público.Los excesos insospechados que alcanzó el mundo de la apariencia en la vida cortesana a finales este siglo, reflejan el agotamiento de una clase que estaba a punto de presenciar un hecho de gran alcance que transformaría las estructuras de la sociedad francesa y que influiría también en los ideales estéticos y en las formas del vestir: la Revolución Francesa de 1789.

 

 

FUENTE: Diana Fernández. Vestuario Escénico.

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